Según el budismo la existencia tiene tres características: dukka, anicca y anatta: sufrimiento, impermanencia e insustancialidad.
Hoy nos focalizamos en Dukkha. Dukkha es una palabra pali que se ha traducido de diversas formas. En el budismo se utiliza con frecuencia y se suele traducir como “sufrimiento”.
Buda dijo que toda la existencia tenía tres características: dukka, anicca y anatta: sufrimiento, impermanencia e insustancialidad. Dukka es parte de la vida. Si estas vivo, estará en tu experiencia.
Cómo reaccionamos es lo que crea sufrimiento o tristeza. El dolor no es mas que dolor: cuando lo convertimos en drama es cuando hacemos que el dolor se vuelva sufrimiento.
Hay una parábola del Buda que ilustra bien la diferencia entre dolor y sufrimiento. El Buda estaba un día sentado frente a un grupo de monjes y les pregunto:
- Imaginen que a un hombre le acaban de disparar una flecha en la pierna ¿Cómo creen que se siente?
- Herido, con dolor – respondieron los monjes.
- Exacto – dijo el Buda – ahora imaginen que le disparan otra flecha, en el mismo sitio. ¿Cómo creen que se sentirá ahora?
- Peor, con un dolor agudo – contestaron los monjes.
- Exactamente – dijo el Buda – El nombre de esa segunda flecha es sufrimiento … ¡y es opcional!
La primera de las dos flechas es Dukkha: en la vida siempre habrá momentos en los surja el dolor. La segunda flecha, a la que él llamo sufrimiento, viene causada por como reaccionamos a la primera, y por eso es opcional. Podríamos elegir quedarnos con el dolor que ha surgido en nuestra vida, pero no lo hacemos: le añadimos algo extra. Nos encanta crear dramas.
Si permitimos que nuestros pensamientos permanezcan negativos con respecto a los que está sucediendo, o peor aún, así permitimos que permanezcan siendo negativos con respectos a los que pueda suceder o lo que ha sucedido, nos estamos disparando la segunda flecha.
Si quieres ser desdichado, piensa en algo desdichado. Si quieres ser dichoso, piensa en algo dichoso.
Si se mira superficialmente, esta estrategia puede parecer como si quisiéramos huir o ignorar lo que está ocurriendo. Pero realmente es: prestar atención a lo que está ocurriendo de verdad, observando cual es nuestra reacción, valorando si la reacción es sabia o no.
Te invitamos a hacer una toma consciencia. Date un espacio de silencio para observar tu patrón habitual de reacción, y si no es sabio, esforzarnos por cambiar la reacción y crear un patrón nuevo.
Fácil no es. Posible sí.
El secreto: la constancia. Observarnos es un trabajo de todos los días.
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